La gran variedad de colores presentes en las frutas y verduras se deben a una serie de fitronutrientes, que funcionan como un químico natural para proteger la planta de efectos externos: gérmenes, insectos, el daño de la exposición solar, etc.
Cada color indica una abundancia de nutrientes específicos, de ahí que los alimentos verdes entren dentro de una categoría específica diferente a otros. En este caso, los alimentos de color verde, como las espinacas, la lechuga, el brócoli o los pimientos verdes, son ricos en ácido fólico e isoflavonas que, entre otras cosas, trabajan como antioxidantes depurando el organismo, evitando el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mejoran la salud ósea.
El ABC de los alimentos verdes básicos
Antes de indagar en las mejores 'prácticas' para introducir alimentos de color verde sin problema en un menú saludable, es importante conocer qué ofrecen estos alimentos y sus características nutritivas. Se han seleccionado los alimentos más consumidos de este color:
Espinacas: esta verdura puede tomarse en crudo o cocinada, y es una gran fuente de hierro, calcio, magnesio y ácido fólico, lo que le aporta beneficios a la hora de reforzar huesos y el sistema inmunológico.
Manzana verde: si se toma con piel, hace de cepillo de dientes natural. La manzana además contiene mucha fibra, lo que le hace perfecto como alimento saciante antes o después de las comidas.
Brócoli: este alimento, que se ha convertido en el enemigo de los niños, es una gran fuente de antioxidantes y vitamina C, que mejoran la elasticidad de la piel y favorece la producción de colágeno.
Pepino: un alimento perfecto para el verano, gracias a su contenido en agua. Cargado de vitaminas y propiedades antiinflamatorias, es perfecto para tomar en ensalada e incluso para infusionar agua.
Cómo introducir el verde en las comidas
Gracias a la diversidad de elaboraciones de estos alimentos, siguiendo unos sencillos pasos o hábitos se pueden introducir sin ningún problema. Algunos trucos son, por ejemplo;
1/ Que formen parte de la base de batidos o smoothies como las espinacas o el pepino, que les aportan todos los nutrientes y el característico color verde. En cremas de verduras, el calabacín o el puerro son los reyes, y además, si se elaboran con leche o nata sin lactosa, se aligera el plato pero con todos los beneficios y textura de incorporar un lácteo a una crema o batido.
2/ Emplear las hojas de la lechuga en lugar de tortitas de maíz para preparar rollitos con pollo a la plancha, verduritas o queso sin lactosa.
3/ Preparar salsas rápidas verdes, como un pesto de espinacas y aguacate, y en sopas o cocidos no olvidar las hierbas frescas como el cilantro o el perejil. Aportan sabor y son muy digestivas.