En el barrio de El Viso -distrito de Chamartín- se encuentra uno de los mayores ejemplos de la arquitectura del siglo XX en la Comunidad de Madrid: la iglesia parroquial de San Agustín.
Tanto es así que el Gobierno regional la declaró el pasado martes Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento. Según informó tras el Consejo de Gobierno el presidente en funciones, Pedro Rollán, el templo situado en la calle Joaquín Costa, 10, fue elegido para este título por sus valores arquitectónicos y artísticos.
La obra fue diseñada por el arquitecto Luis Moya Blanco, considerado como uno de los mayores exponentes de la arquitectura madrileña y española del siglo XX y un referente de la arquitectura religiosa de España de mediados del siglo XX. El primer proyecto de la iglesia lo esbozó en 1941, pero su construcción no comenzó hasta 1946; esta finalizó en 1951, aunque obtuvo la forma final de su espadaña en 1955.
Una obra perfecta y acabada, según la Comunidad
El edificio transmite una sensación unitaria, de obra perfecta y acabada. Su aspecto exterior es armonioso, combinando ladrillo, piedra artificial blanca y pizarra sobre un basamento y escalinatas de granito.

Así concibe Rollán y su equipo la iglesia de San Agustín, como una edificación "modélica y singular", considerada uno de los mejores ejemplos de arquitectura de su época. Este es el principal motivo por el que el Consejo de Gobierno regional ha decidido declararla BIC.
Cualquier actuación que se pretenda realizar en ella deberá ser autorizada previamente por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno regional, además de ajustarse a lo dispuesto en el texto de la declaración que regula, entre otros aspectos, los criterios básicos que deben respetar las intervenciones.
El monumento, al detalle
Se trata de una construcción compuesta por un templo de planta elíptica y un centro parroquial con muros de contención dispuestos de manera radial que delimita varias capillas.
La planta principal está compuesta por tres escalinatas de acceso. El espacio litúrgico, con una gran bóveda, cuenta con vidrieras de carácter decorativo de Santiago Padrós y un friso con pinturas murales del artista Juan Esplandiú Peña que representan la vida de San Agustín.
De lo más llamativo: la fachada de la entrada principal
La fachada es de espadaña con un cuerpo inferior adornado por una gran hornacina, flaqueada por dos pequeñas torres con detalles en forma de cilindros y huecos en celosía que alojan las escaleras. El cuerpo superior guarda la imagen de la Virgen esculpida por el artista de Enrique Pérez Comendador con las figuras de dos ángeles, obra de José Espinós Alonso.
Contiene también cuatro capillas circulares cubiertas por cúpulas, dedicadas a la sacristía, el baptisterio, la exposición del Santísimo Sacramento y a la advocación de Santa Filomena.
Por su parte, la linterna, de planta elíptica, está rematada con una pirámide y delgadas pilastras que la conforman, representando la mejor tradición clásica que arranca del Renacimiento.