Empezaron el curso en septiembre con aulas habilitadas en el comedor, y pese a que la Consejería de Educación se comprometió a terminar las obras de la segunda fase del colegio Alfredo Di Stefano, único de Valdebebas, el 30 de octubre, a día de hoy no se han entregado ni las aulas específicas, ni las de Infantil, ni las de Primaria, ni el gimnasio. Nada. Tampoco han empezado las obras de la tercera fase, que debería estar lista dentro de otros seis meses.
“No tenemos respuesta de la Dirección del Área Territorial, ni del viceconsejero de Educación, ni del área de Infraestructuras”, enumera David, miembro del Ampa del colegio, que denuncia que no tienen previsiones “ni para el final de las obras de la segunda fase, ni el comienzo de la tercera, ni un código de centro nuevo”, como se comprometieron para ir matriculando alumnos en un segundo centro. Los niños, mientras tanto, reciben clase en tres aulas habillitadas en el comedor, "que no tienen acceso directo al cuarto de baño, como dice la normativa" y disfrutan el resto de aulas de 4 y 5 años, obligando además a habilitar dos turnos de comedor al haberse reducido su espacio.
Los padres temen además que la tercera fase del colegio público, que debería estar operativa en septiembre próximo, tampoco llegue a tiempo. Aunque las obras, presupuestadas en 3,3 millones de euros por la Consejería de Educación regional, darían por terminado el Alfredo Di Stefano, otro colegio ejecutado por el sistema de fases que tantos quebraderos de cabeza ha generado, con con 20 aulas nuevas para Primaria, no hay movimiento alguno. "Nos dijeron que las dos contratas podían trabajar a la vez, pero es que la primera, Oproler, no ha terminado", avanza David.
Sin embargo, los planes de Educación pasan por “volver a meter línea 6, cuando sólo hay sólo ocho aulas construidas y 150 niños más, el colegio no está dimensionado para esto”. Si ahora con los alumnos de Infantil, de tres a seis años, ya se hacen dos turnos de comedor, "¿cuántos tendrán que hacer cuando lleguen los de Primaria?". La necesidad imperiosa de otro colegio, recuerdan los padres, viene avalada por el incremento exponencial de niños en el barrio, donde está prevista la entrega de 30 nuevas promociones en breve espacio de tiempo. A fecha de hoy, hay ya más de 2.000 niños de tres a seis años empadronados en Valdebebas. Y ningún otro colegio, ni público ni privado.
Las demandas incumplidas se acumulan por lo que planean volver a las movilizaciones. “Tampoco tenemos enfermera escolar”, un dato más preocupante si cabe en un barrio que tampoco tiene centro de salud, al que ya ha tenido que ir tres veces el SUMA.
Del Ayuntamiento
Al margen de las responsabilidades de la Consejería de Educación, los padres recuerdan que siguen demandando otra serie de cuestiones de competencia municipal. Si hace años se espera un estudio de movilidad para semaforizar el barrio, diseñado originalmente con innumerables rotondas, el del cruce de Secundino Zuazo, junto al colegio, es urgente: ya se han registrado varios accidentes de chapa. “En abril se abre la escuela infantil municipal de enfrente y este cruce va a ser terrible en las horas punta”, vaticina David, que recuerda que la Policía Municipal corroboró la necesidad de medidas de seguridad, y aunque hace año y medio se votó a favor de su instalación en la Junta de Hortaleza, no hay semáforo.
También han iniciado una petición en los Presupuestos Participativos para que se ponga una pérgola o techado en el patio de Infantil, donde los niños no pueden jugar cuando llueve pero también sufren las inclemencias del sol en verano, y alguna zona verde. Podría haber sido incluido en el proyecto del centro, pero los padres estiman que "si el colegio ya lo ha recibidio el Ayuntamiento, igual que invierte en rehabilitación de otros colegios podría hacerlo en éste".