La producción es una mezcla entre las películas de los Monty Python y Sherlock Holmes. Y es que los protagonistas son un grupo de actores que tratan de representar Murder at Haversham Manor, una obra de misterio al estilo de la novela La Ratonera, de Agatha Christie.
O lo que es lo mismo, una serie de personajes encerrados en una casa donde se ha cometido un asesinato y con un detective que trata de encontrar al culpable.
Sin embargo, el montaje va de mal en peor, con un atrezzo que se rompe, incendios, actores que no se saben el guion, actores que no aparecen cuando les toca, puertas que no se abren y obligan a entrar en escena por un lateral, accidentes inesperados… Así, la Ley de Murphy se consagra, haciendo que todo lo que puede salir mal, salga aún peor... Desternillante.