Así lo mostraba Monserrat Mier, presidenta de la asociación de vecinos La Expansión de San Lorenzo y vicepresidenta del Consejo TErritorial, con quien Gaceta Local recorrió la zona. “Antes por aquí sólo paseaban los vecinos, pero desde que abrieron las oficinas de Cristalia pasa muchísima gente”, explica Mier, que muestra las aceras destrozadas en los itinerarios que van desde el metro de San Lorenzo hacia el puente que cruza la M-40. Además de ser “un feo escaparate” para los visitan- tes, “el 60% de los coches son de los oficinistas, que aparcan en lo que eran zonas verdes, sobre las aceras, en cualquier lado”. Mier lamenta que si tiene que coger el coche alguna mañana, “prefiero usar el transporte público porque luego no aparcas”.
Quién paga
Y luego está la suciedad. “En esta última semana han limpiado, pero estaba como nunca lo he visto, lleno de hojas y papeleras llenas”, denuncia la portavoz vecinal, que apunta que a los ciudadanos les da igual qué empresa sea la adjudicataria del servicio de limpieza, ni que el Ayuntamiento le descuente dinero si no cumplen los baremos de calidad: “A nosotros no nos bajan los impuestos por eso y lo que queremos es que la ciudad esté limpia”. El bulevar de Celio Villalba luce pintadas, setos arrasados, rincones sucios; entre Pivijay y Repelón hay plazas llenas de maleza y cacas; en Barichara hay columpios abandonados…
El popularmente conocido como “paseo del colesterol”, la zona estancial sobre la M-40, también está abandonada. “Hay desconchones en el carril bici, barandillas oxidadas, las papeleras están llenas... es tercermundista”.